En el DSM-V TR ya no aparece este síndrome como tal, sino que es un trastorno del espectro autista de alto funcionamiento. Las personas con síndrome de Asperger se caracterizan por presentar dificultades significativas en lo que llamamos inteligencia social. A pesar de tener un nivel de inteligencia normal o incluso superior, su conducta les hace parecer “analfabetos sociales”.
La triada característica del autismo es la siguiente:
- Déficits en la capacidad de relación social.
- Déficits en la comunicación.
- Una baja flexibilidad cognitiva y comportamental con intereses restrictivos y/o repetitivos.
Esta triada no se encontraría tan afectada en el síndrome de Asperger como en el TEA clásico.
El fenotipo conductual prototípico de estos pacientes es:
- Por un lado, muestran serias dificultades de relación interpersonal que podrían estar motivadas por la falta de sensibilidad a las señales sociales, alteraciones de la relación expresiva no verbal y a las dificultades para comprender las intenciones ajenas, especialmente las dobles intenciones.
- Por otro lado, hay una presencia de intereses absorbentes y excesivos por ciertos contenidos, pero cuidado no porque nuestro hijo ponga los cochecitos en fila o porque solo esté interesado en los dinosaurios en un momento dado, sería indicativo de este trastorno.
Más que el tener intereses restrictivos o repetitivos, debemos de prestar más atención a la rigidez mental, lo que llamamos la flexibilidad cognitiva. Es la habilidad que nos permite adaptarnos a los cambios y a las nuevas situaciones inesperadas.
- Y por último, hay dificultades en la comunicación. La utilización de un lenguaje pedante, excesivamente formal inexpresivo o las dificultades para interpretar enunciados no literales o con doble sentido.
Los TEA de alto funcionamiento tienen alteraciones en estas tres áreas, pero el rasgo definitorio está en la alteración en la capacidad de la relación social. Suelen mostrar un comportamiento ingenuo, conductas que no se ajustan a los códigos sociales establecidos, dificultad para percibir y comprender aspectos sutiles de las interacciones y tendencia a elaborar juicios y razonamientos sociales poco elaborados e inmaduros.
A los pacientes con síndrome de Asperger les genera una gran ansiedad la adaptación a los cambios insignificantes en las rutinas diarias.
Al niño con Síndrome de Asperger es preciso enseñarle las normas básicas de relación: mirar a los ojos del interlocutor cuando escucha o responde, no invadir el espacio interpersonal, no interrumpir, respetar los intereses de los demás y ser flexible.
Los juegos de cambio de rol pueden ser muy útiles. Bromas, chistes, engaños o dobles sentidos deben ser explicados y analizados con el niño para que aprenda a identificarlos y no caiga en la interpretación literal.
Desde la escuela hay que estar alerta a que está característica no convierta al niño en blanco de bromas o burlas y si es preciso, de acuerdo con sus padres y con él mismo, hablarlo con los compañeros, ya que su colaboración puede serle de gran ayuda.