La frustración que siente el adolescente comenzó mucho antes. Si a un niño se le da casi todo lo que pide y cedemos cuando tienen una rabieta o una pataleta lo único que conseguiremos será evitarle la frustración, de esta forma pensará que siempre conseguirá lo que quiera sin tener que esforzarse.
Reconocer que tiene limitaciones le ayudará a sobreponerse a ellas.
Escucho a padres motivar a sus hijos con toda su mejor intención diciéndoles que podrán conseguir todo lo que se propongan. No estoy de acuerdo, todos tenemos nuestras limitaciones y lo más importante e interesante es cuáles son.
En mi caso, sé que aunque me preparase nunca podría subir el Everest, lo sé, lo acepto y no pasa nada. Tengo otros retos en mi vida que sé que podré llegar a conseguirlos.
Cuando se les plantea un dilema flaco favor les haremos si se lo solucionamos. De esta forma no les enseñamos a pensar. ¿Cómo pretendemos que nuestros hijos adolescentes piensen si no les hemos dejado? Tienen que encontrar vías de salida a sus problemas. Nosotros como padres podemos escucharles, saber cuáles son sus dudas, permitirles que nos expliquen cómo piensan solucionarlos. Les podemos orientar, les podemos ayudar a que busquen su propio camino, pero no mostrárselo. De esta forma es como se sentirán comprendidos, escuchados y valorados porque hemos estado ahí mientras ellos estaban sufriendo, pero sintiendo que el mérito es suyo y no nuestro.