Todo aquel que padece un desorden fóbico, sea del tipo que sea, repite tres soluciones que no funcionan:
- La primera, la evitación.
- La segunda, la demanda de protección y de ayuda.
- La tercera, el intento de control.
Estas tres soluciones intentadas pueden parecer que hacen reducir la sensación de miedo, pero precisamente estas soluciones a la larga lo incrementan.
¿Cuál es entonces la solución?
Ayudar al paciente para que aprenda a enfrentarse al miedo y lo convierta en valor.
Cuando nos enfrentamos al miedo, éste se convierte en coraje; cuando evitamos el miedo, éste se torna pánico.