Infantil, Neuropsicología

Dislexia

La dislexia, también conocida como dificultad específica para la lectura, es un trastorno que condiciona que un niño con una inteligencia, motivación y escolarización normales no puede aprender a leer de una manera fluida. Se trata de una alteración en el funcionamiento de unas determinadas áreas del cerebro de base genética. 

En el lector disléxico existe una marcada disminución de la actividad en las regiones posteriores del hemisferio cerebral izquierdo punto para compensar, se activan áreas del hemisferio cerebral derecho que habitualmente no se activan en el proceso lector.

La dislexia es un trastorno con una fuerte carga hereditaria. El 40% de los hermanos y entre un 30 y un 50% de los padres de un niño disléxico también padecen el trastorno. Los padres de niños disléxicos a menudo se sienten identificados con las dificultades que presenta el niño aunque nunca hayan sido diagnosticados.

El niño disléxico lee de forma costosa, lenta, con pausas y rectificaciones. Cambia letras de lugar, invierte sílabas incluso puede inventar palabras. A pesar de estas incorrecciones en la mecánica lectora habitualmente es capaz de comprender bastante bien lo que lee.

La base del trastorno se encuentra en las funciones cerebrales del lenguaje y no en las de la visión. Es decir, las inversiones, omisiones y sustituciones de letras o sílabas que con frecuencia cometen los disléxicos se deben a un defecto de los sistemas cerebrales del lenguaje. Aunque las dificultades para leer y escribir irán modificándose a lo largo de la vida de la persona disléxica, el trastorno siempre persistirá.

El lenguaje hablado se aprende de manera instintiva y natural y el lenguaje escrito tiene que aprenderse de una manera consciente con una instrucción específica. Al leer debemos convertir los símbolos visuales, las letras, del alfabeto escrito en fonemas: así debe conseguirse la llamada correspondencia grafema-fonema o asociación entre un símbolo y un sonido.

El disléxico tiene una gran dificultad en este proceso básico de la lectura o decodificación fonológica. Este proceso de descodificación para identificar las palabras le supone un gran esfuerzo y lo realiza con una extraordinaria lentitud. Una vez descodificada e identificada la palabra debe comprender su significado. En esta fase de comprensión el disléxico no suele presentar dificultades como en el paso previo de segmentación de la palabra. 

La deficiencia fonológica en el disléxico es la causa de que con frecuencia tenga además dificultad en el habla, especialmente para nombrar palabras largas o de uso poco frecuente o encontrar el nombre exacto de las palabras. Esto ocurre aunque se conozca perfectamente el significado de la palabra que no se consigue evocar. El nivel de inteligencia no tiene ninguna relación con la deficiencia fonológica. Niños muy inteligentes pueden tener un déficit fonológico que les dificulte el proceso de aprendizaje de la lectura, mientras que otros con una inteligencia inferior aprendan a leer más rápidamente. 

Para un correcto aprendizaje de la lectura es necesario que previamente el niño desarrolle lo que se ha llamado conciencia fonológica o capacidad para captar que las palabras están compuestas por unidades más pequeñas o fonemas. Los niños adquieren esta capacidad entre los 4 y 6 años de edad cuando pueden contar los sonidos que oyen al pronunciar una palabra. El entrenamiento de la conciencia fonológica es la base de la educación inicial de los niños disléxicos.

Durante la etapa de educación infantil y los primeros cursos de la educación primaria podremos ver las siguientes características de la lectoescritura en los niños disléxicos:

  • Confusión entre palabras de sonido similar.
  • Dificultad en las rimas.
  • Dificultad para mantener el orden secuencial en palabras con varias sílabas.
  • Trastornos de pronunciación.
  • Dificultad para aprender y utilizar con facilidad el nombre de los colores, de las letras, de los números, etc.
  • Dificultad para asociar el sonido con la letra.
  • Dificultad para el deletreo y el manejo mental de los sonidos de las palabras.
  • Lectura muy lenta, trabajosa y forzada, con pausas, rectificaciones, repeticiones,  etc.
  • Especial dificultad para la lectura de palabras poco comunes o sin sentido (pseudopalabras).
  • Comprensión lectora generalmente mejor preservada que la mecánica lectora.
  • Escritura con grafismo pobre además de inversiones, sustituciones, omisiones, adiciones de letras y/o de sílabas
  • Errores de ortografía natural. Cambian el sonido de las palabras.
  • Dificultad para memorizar secuencias verbales: días de la semana, meses del año, abecedario, tablas de multiplicar, etc.

Los trastornos del aprendizaje a menudo no se presentan de forma aislada. 

En un mismo niño podemos encontrar diferentes trastornos; por ejemplo, dislexia y disgrafía (trastorno específico del aprendizaje de la escritura) o una dislexia y una discalculia (trastorno específico del aprendizaje matemático), una dislexia y un trastorno del lenguaje (TDL) o una dislexia y un TDAH. 

Es muy importante diagnosticar y contemplar en el tratamiento todas las dificultades presentes en el niño.

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